La temperatura corporal desciende durante las doce horas posteriores a la muerte a razón de un grado por hora.

En las doce horas siguientes el descenso es menor, casi la mitad. Claro que si el cuerpo ha estado sumergido en agua, el enfriamiento del cadáver es mucho más veloz. (Párrafo resaltado.)

Los datos relacionados con el enfriamiento del cuerpo, así como el rigor mortis o el livor mortis, son indicadores de la fecha y hora en que se produjo el deceso.

El rigor mortis, o sea, la rigidez típica de quien está muerto, se produce por un proceso químico. La química interna del cuerpo cambia de un estado ácido a alcalino, y los músculos se tensan. El proceso de tensión se inicia en los párpados, baja por la cara, un poco después el tronco, y finalmente las piernas.

Una vez que se completa el ciclo de rigor mortis, el cuerpo sin vida presenta la rigidez de un tronco. (Resaltada la palabra "Tronco".) Pero el cadáver no se queda así eternamente. Doce horas después de completado el proceso que lleva el rigor mortis, se produce otro proceso ácido y el cadáver empieza a relajarse. Y lo hace en el mismo sentido que el anterior. Primero se relajan los párpados, después la cara, el tronco, y por último las piernas.

El livor mortis es un proceso anterior, muy útil para determinar la hora de la muerte. En el momento en que se detiene el corazón, y por lo tanto la circulación sanguínea, la fuerza de la gravedad hace que los glóbulos rojos desciendan hasta las partes del cuerpo que están apoyadas en el suelo. Es por esto que cerca de las dos horas después de producida la muerte el color se fija en esas zonas por rompimiento de los glóbulos rojos que invaden los tejidos cercanos. Cuando la muerte fue por envenenamiento, el color es muy intenso. Cuando se usa cianuro, el color, en cambio, suele ser rosado. Y en las muertes con monóxido de carbono, las partes inferiores del cuerpo presentan un color rojo brillante.