Guerra espiritual en el campo misionero
INTRODUCCIÓN
Hay una gran guerra que está siendo librada en el mundo hoy. No es un conflicto entre naciones, tribus, o líderes de gobierno. No es una rebelión o un golpe de estado. Es una importante batalla invisible que está teniendo lugar en el mundo del espíritu. La Biblia declara que el Pueblo de Dios es destruido por falta de conocimiento (Oseas 4:6). Una de las áreas principales en las cuales los creyentes son derrotados a causa de la falta de conocimiento es la guerra espiritual.
La iglesia primitiva vio la experiencia espiritual en términos de una guerra. La Terminología militar puede encontrarse a lo largo de todo el Nuevo Testamento. La Protección se encontró en la armadura de Dios. La Palabra de Dios se comparó con una espada. Los ataques de Satanás fueron llamados dardos encendidos. La fe era la “buena pelea” y a los creyentes se les dijo que “pelearan la buena batalla”. La iglesia primitiva sabía que estaban comprometidos en un intenso conflicto espiritual.
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad
en las regiones celestes” (Efesios 6:12)
LOS REINOS NATURAL Y ESPIRITUAL
Para entender esta guerra invisible, primero debes entender los mundos natural y espiritual. El hombre existe en dos mundos: el mundo natural y el mundo espiritual. El mundo natural es el que puede ser visto, sentido, tocado, escuchado, o tanteado. Es tangible y visible. El país, la nación, ciudad o villa en la cual vives es parte del mundo natural.
Eres un residente en el mundo natural localizado en uno de los continentes visibles del mundo. Puedes ver la gente que es parte de tu ambiente. Puedes comunicarte con ellos. Puedes experimentar los paisajes, sonidos, y olores alrededor de ti.
Pero existe otro mundo en el cual tú vives. Ese mundo es un mundo espiritual. No puedes verlo con tus ojos físicos, pero es tan real como el mundo natural en el que vives.
Pablo habla de esta división entre lo natural y lo espiritual:
“Hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales” (1 Corintios 15:40).
Todos los hombres tienen un cuerpo natural que vive en el mundo natural. Pero el hombre es también un ser espiritual con un alma eterna y espíritu. El hombre es cuerpo, alma y espíritu.
Tu ser espiritual (alma y espíritu) es parte del mundo espiritual así como tu cuerpo natural es parte del mundo natural.