Elia, Pedro, Damián y Osián.
Elia
Alguien galopa. Es él. ¡Es Osián! ¡Pedro! ¿No es él?
Pedro
Sí, mi ama. ¡Es el señor Osián!
Elia
¡Tómale la rienda; alúmbrale el camino!
Osián
¡Ya estoy aquí! ¡Buenas noches, don Damián!
Damián
Buenas, hijo mío. ¿Vienes del campo? ¿Cómo anda eso?
Elia
¿Te sientes mal, Osián? Ven, descansa. ¿Quieres beber agua? ¿tienes sed? Mira, te he guardado... ¿pero qué tienes, Osián?
Osián
Nada Elia. No es nada. Quiero descansar. Ve y prepárame el lecho...
Elia, aparte.
¡Siempre lo mismo!
Damián
Habrás tenido algún disgusto. ¡Lucas, acaso!
Osián
No. Nada. Estoy cansado. ¡Pedro!
Pedro
¿Mi amo?
Osián
¿Regresó Ramón?
Pedro
No ha regresado.
Damián
¿Pero, insistes, hijo mío?
Osián
Qué quiere usted, no puedo remediarlo. Cuando no veo a Ramón, cuando no estoy seguro de que la buscan, no estoy tranquilo. Yo la quisiera muerta y tendría sosiego, pero sé que está viva, sé que está cerca de mí, que está en el campo, como una bestia, y me rebelo. No puedo. Desde aquel día ¡ah! no puedo, no puedo...
Damián
¿Pero tú la viste, Osián?
Osián
Sí, la vi, la vi con mis ojos. Y ya no podré olvidarla nunca. Es una obsesión que me persigue. ¡Ah! ¡La pobre loca! Yo iba aquella noche, bajo la luna, por el callejón de los sauces, al borde del río, en junio; el río estaba seco. Iba paso a paso en el silencio de la noche. De pronto sentí un grito, frío, helado, lejano, y súbitamente me acordé de Maura[G53] . El caballo relinchó extrañamente y levantó las orejas. El miedo apenas me dejaba mantenerme en la montura, cuando al llegar al portachuelo de la cruz, el caballo me detuvo violentamente y debajo de los guarangos salió una sombra, una figura horrible, un monstruo, y me tomó la rienda y gritó: «¡Osián! ¡Osián!» Yo no pude más; eché a correr como un loco... ¡Ah! ¡Si no hubiera sido tan cobarde! Huí como un poseído y detrás el grito me seguía. «¡Osián! ¡Osián!».
Damián
¿Lo sabe Elia? ¡Pobre hija mía!
Osián
No. Para qué amargarla más. No se lo he contado. Además, noto que oye con disgusto el nombre de Maura. Tiene no sé qué... No le gusta... ¿Y Agueda?
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NOTA
Los fragmentos que se han conservado de Verdolaga, exceptuando el del Prólogo, se publicaron en El[G54] Comercio. Edición de la Tarde, Lima, 30 de abril de 1948, p. 8, reunidos y acompañados con notas de Ricardo Roca Rey. Anteriores a esta publicación existen las siguientes:
La escena V del acto I en Ariel Nº 1, Lima, 30 de junio de 1917, pp. 5-6; esta escena se reprodujo luego de la muerte de Valdelomar en Mercurio Peruano Nº 18, Lima, diciembre de 1919, pp. 471-473.
El fragmento del Prólogo y la Escena I del Acto II y un fragmento de la Escena I del Acto II se publicaron en La Voz de Ica, Ica, 7 de marzo de 1938, p. 14.
El poeta Jesús Cabel[G55] descubrió un manuscrito que gentilmente me facilitó del primer esbozo de Verdolaga escrito en Ica por Valdelomar en 1916. Este manuscrito contiene la portada, una página dirigida al lector y dos hojas mecanografiadas.
La portada contiene indicaciones del desarrollo de los tres actos:
EN NOMBRE DE LAS FUERZAS ESENCIALES!
I.- El Amanecer en el campo.
II.- El crepúsculo en el campo.
III.- La noche en el campo.
Por Abraham Valdelomar.-
Fue concebida por obra y gracia del espíritu del
Artista en la aldea de San Andrés de los Pescadores.
1916.
En la página introductoria al lector, Valdelomar comenta su viaje al Cuzco y su deseo de escribir una novela incaica. Era de esperarse que luego comentaría lo que perseguía al escribir Verdolaga.
Las dos escenas que se encuentran en las páginas mecanografiadas de Verdolaga son sólo esbozos[G56] . La primera, precedida de la indicación de «Acto III» es, en realidad, una variante de las escenas I y II del acto II conocidas. La segunda, precedida de la indicación «Escen.», trata del encuentro descrito tan vivamente por Osián hacia el final de la segunda escena del acto I.
A continuación copiamos estas dos hojas corrigiendo la ortografía e indicando con cursiva las acotaciones escénicas. Aunque Valdelomar no anota los nombres de los interlocutores estos son fáciles de adivinar.
ACTO III
—Tranquilo, padre mío. Ya vienen días mejores. Olvida. Ahora estoy aquí, está Osián aquí, todos [vamos] a cuidarte y a hacerte olvidar...
—Olvidar. Olvidar cuando la visión persiste. ¿Olvidarla cuando ella vive, y sin saber cómo, cuándo, dónde, por qué? ¡Por qué! Maura, la pobre Maura[G57] , errabunda. ¿Qué ha hecho mi hija? ¿Por qué el destino se ha cebado en su alma? Olvidar...
—¿Quieres algo?
—Quiero que venga Pedro.
—Aquí estoy mi amo.
—¿No la has visto?... ¿Nada has sabido?
—Nada, amo.
(Viene Osián.)
—Osián, hijo mío... Llevadme de aquí, quiero ir al jardín...
—Osián ¿sufres aún?
—Sí, Elia. Sufro. Es una obsesión. Yo no puedo alejar de mí la idea de la pobre Maura. Aquel día, oh aquel día. ¿Se puede recordar? Yo iba, bajo la luna, por el callejón de los sauces. Oí[G58] un grito, lo sentí, frío, en el fondo de mi alma. Vi[G59] cruzar una sombra. Y a poco, de entre los matorrales, salió la sombra y se prendió a mi caballo gritando. ¡Osián, Osián, dígame dónde está Osián! El caballo se asustó, relinchó y yo... cobarde, huí, huí como un poseído y sus gritos me seguían, me seguían, me seguían aún... ¿Y el niño?
—Duerme. Ha tosido toda la noche. Qué noche oscura, Osián...
—¡Amo, amo!...
—¿Quién, quién va?
—Juan, Juan la ha visto. Juan, aquí está, la ha visto, sí mi amo, la ha visto...
—Juan, di, ¿qué has visto?
—Yo, yo... la he visto. Estaba en el potrero, junto a los tapiales, gritaba, cantaba... Ay mi amo, yo no quiero salir al campo de noche. Porque de noche sale ella, sale, sí. El otro día la vio Lucas[G60] , iba llena de bellotas de algodón, desgreñada, la ropa deshecha, y llena de bellotas blancas...
—Ay, Osián, si viniera...
—No vendrá. Pedro la vería pasar y la detendría...
—La detendría. Y por qué, mi pobre hermana. La detendría...
—¿Quién se queja? ¿Hay alguien en el cepo?...
—No, he conseguido de papá que no ponga a nadie en el cepo, al menos por ahora.
—Pero alguien se queja...
—En el campo siempre alguien se queja[G61] , parece que el campo mismo se quejara.
—Es tarde, que lleven a tu padre a su habitación...
—Es tarde, pero hay que esperar que venga la gente con el algodón para guardarlo...
—Es verdad. Qué poca luz se ve. Qué noche, Osián...
—Vamos, vamos a acostarnos. Mañana veremos. Mañana es posible dar con ella y entonces...
—¿Y entonces?
—La mandaremos al pueblo y estaremos más tranquilos...
—Osián, ¿sientes?
—¿Qué?
—¿No oyes? Parece un quejido...
—Sí. Parece un quejido...
—Ay, Osián, yo tengo miedo...
—No temas. No es nada...
—¡Osián! Es ella...
—Sí, espera... no huyas...
—Osián...
ESCEN[A]
—Qué casa oscura. ¿No hay luz? No hay luz. Todo es oscuro. El campo no es oscuro... Señor... Oiga, señor...
—Maura...
—Señor caballero de la noche. No[G62] hay luz. ¿Vos no dais luz? ¿Por qué no ilumináis, señor, vuestro palacio?
—Maura...
—No toquéis mis azahares. Mis azahares son blancos. Os doy un azahar para que os caséis con vuestra novia... Yo me casaré también con mi novio. Yo tengo un novio, pero mi novio se ha ido. Mi novio volverá. Yo le adoro, señor caballero. Pero vos sois mi novio. Mi[G63] novio Osián[G64] ...
—Maura...
—¿No te acuerdas?... Yo soy tu novia, tu novia. Yo te adoro y tú me adorabas. Nosotros nos amábamos mucho. Pero yo estaba muy enferma de mal de amor. Nuestra boda estaba lista, Osián; una tarde, en el campo, cuando caía el sol, tú me cogiste de la mano junto a la acequia de agua nueva. El campo estaba florecido. Tú me mirabas, me mirabas. No podías hablar, me cogiste la mano[G65] y me dijiste, yo te adoro, Maura, te adoro hasta la muerte. Yo soy tuyo. Y me diste un beso, un beso caliente, un beso de fuego. ¿Por qué me dejaste, Osián?... Yo he venido por ti. Yo vivo en un mundo muy lejano, muy dulce, muy azul... Pienso en ti, Osián. Te he guardado mi belleza, ve, mi belleza, mi carne...
—Maura...
—Ven, bésame, bésame.
—¿Estoy loca? Loca, Osián, loca, te adoro. Yo soy tu loca. Tu amor me curaría[G66] , en un beso tuyo está mi salud, dame un beso Osián, un beso como entonces...
—Osián, Osián, Osián, ¿qué haces? ¿Qué haces, Osián, Osián?
(Se va, se va.)
—¡Osián, Osián, Osián!...
el palacio de los visorreyes